miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuando el postureo es máximo

Bien lectores, no suelo crear entradas quejandome de cosas en concreto, ni criticando, pero hoy me veo obligado a crear esta entrada desde el móvil dado el nivel de indignación o tal vez de lo irrisorio del momento.

Bien es sabido que para desarrollar y fortalecer y/o desarrollar armónicamente ciertas partes del cuerpo, se hace estrictamente necesario el trabajo de gimnasio, y que atrás quedaron los tópicos sobre musculitos descerebrados en pos de una cada vez más extendida fiebre del "culto al cuerpo".

El caso es, que debido a mi prolongada estancia en gimnasios y a mis cambios de domicilio, he pisado y frecuentado todo tipo de gimnasios de barrio, pero no dejaban de ser eso, gimnasios de barrio: precios asequibles, gente que acude cuando tiene un hueco y que, por lo general, van a lo que van, a entrenar. Te sueles encontrar con camisetas gastadas y pantalones viejos, todo ello ropa más que adecuada para sudar, un mero instrumento para el fin más importante: machacarte al máximo y volver a casa entrenado y satisfecho.

Por circunstancias de la vida, he tenido la suerte de poder apuntarme a un gimnasio de la cadena Virgin Active, impresionante por sus instalaciones y servicios... Así como por su precio. Precisamente este elevado precio es, creo, el responsable del fenómeno al que me referiré.

Por doquier veo gente vestida de punto en blanco, con preciosas mallas Adidas, Nike... equipados para afrontar un triatlón... pero que apenas andan 20 minutos en la cinta, y después levantan pesos de cualquier manera, seguramente sin ningún tipo de asesoramiento ni plan de entrenamiento. Encuentro un altísimo porcentaje de "divas de turno", maquilladas hasta las cejas, ceñidas en modelitos monisimos, pero que no hacen "ni el huevo", y eso no sería del todo un problema, si no fuera porque te miran como un apestado... veras monina, es que yo vengo al gimnasio a sudar, a levantar unos hierros, a machacarme en la clase de spinning, y a volver a casa relajado y destrozado a la vez.

Hemos llegado al summun de la gilipollez, y tenemos gente gastandose 90 euros al mes en un gimnasio que no aprovechan, vistiendo ropa que, en su conjunto, supera los 400 euros, con una tecnología preparada para un ejercicio extremo y efectivo... siendo usada para dar paseos... en resumen: estamos ante un caso de "postureo extremo", donde lo que prima es ir al gimnasio "mas molon" y vestir la mejor ropa, haciendo apología máxima del problema de mentalidad del españolito medio.

En fin, como reza el dicho "no es mas feliz el que mas tiene sino el que menos necesita", por mi parte diré que estoy encantado con el gimnasio, pero en mi opinión le sobra la fauna autóctona del mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario