Voy a dedicar una entrada a una de las sustancias psicoestimulantes y aceleradora del metabolismo mas famosas y consumidas alrededor de todo el mundo a día de hoy; La Cafeína. En concreto, esta entrada la voy a dedicar a la faceta psicoestimulante de la misma, ya que se acerca la temida temporada de exámenes y será con toda probabilidad el principal efecto que busquen millones de estudiantes. En una entrada posterior dedicaré unas palabras a la faceta aceleradora del metabolismo y potenciadora física de la cafeína.
Si buscamos cafeína en la Wikipedia, la aséptica información que
obtendremos será que: “La cafeína es un alcaloide del grupo de las
xantinas, sólido cristalino, blanco y de sabor amargo, que actúa como
una droga psicoactiva y estimulante.”
De acuerdo, eso y nada es casi lo mismo… vulgarmente vamos a decir
que la cafeína es esa sustancia que, ingerida en cantidades controladas
nos ayuda a mantenernos alerta, mejora la concentración y la potencia
física.
¿Dónde podemos encontrarla? Básicamente la buscamos en el café,
conteniendo una taza de café unos 80 a 100 mg de cafeína (una taza
decente, no un esperesso), mas adelante hablaré de la dosificación. Una
bebida energética del tipo “redbull” o “burn” de 200 ml, contendrá unos
80 mg de cafeína (¿os dais cuenta de que menos que una taza de café?) lo
que ocurre es que las bebidas energéticas llevan otra serie de
sinergizantes estimulantes que potencian el efecto de la cafeína.
Finalmente, una lata de medio litro de “monster energy drink” contendrá
del orden de 160 mg de cafeína.
Con estos datos podemos calcular más o menos la cafeína que vamos
ingiriendo. Debemos evitar sobrepasar los 300 mg de cafeína ingeridos en
menos de 24 horas, pues entonces entraríamos en lo que se conoce como
“intoxicación por cafeína” o lo que es lo mismo, comenzaríamos a perder
el efecto beneficioso de la misma, y sufriríamos una exacerbación de los
efectos negativos, eclipsando a los positivos: tendríamos arritmias,
temblores, nerviosismo excesivo, labilidad emocional… en resumen,
perderíamos todo beneficio a la hora de estudiar, y nos encontraríamos
ante una situación en la que solo podríamos esperar a que se nos pasara.
Asique, ¿dosificación?, eso es personal e intransferible, mientras
respetemos la norma de tratar de no pasar los 300 mg/día, cada uno debe
experimentar su propia sensibilidad a la cafeína y cuanta necesita cada
cuanto tiempo, ya que esto es tremendamente variable. Como consejo, es
mejor hacer pequeñas tomas de cafeína en tiempos prolongados, a una toma
masiva, ya que de la primera manera logramos un efecto sostenido del
“subidón” y la energía que nos da la misma, evitando el bajón posterior o
efecto rebote. En cambio, si hacemos una toma masiva, casi con
seguridad sufriremos una intoxicación leve, perdiendo en gran medida los
beneficios que buscábamos.
Asimismo lo mas importante es “escuchar a tu cuerpo”, es decir, hay
personas que no metabolizan con normalidad la cafeína… si tu sabes que
“te sienta fatal”, sencillamente no la tomes, personalmente yo debo
deciros que soy bastante resistente a la misma y necesito mucha cafeína
para lograr el mismo efecto que otros conseguirían con una taza de café,
pero eso es un inconveniente enorme, os lo aseguro, porque sigo
teniendo el mismo techo de los 300 mg de todo el mundo.
Asimismo, tened la precaución de hidrataros bien, ya que la cafeína
es un diurético natural, y si os descuidáis acabareis deshidratados, los
cual es también tremendamente contraproducente para el estudio.
Finalmente, aquí os dejo un poster muy curioso que he encontrado sobre el contenido en cafeína de diferentes bebidas, algunas solo comercializadas en los Estados Unidos.
¡Nos leemos!
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