Voy a escribir una entrada sobre algo tan aparentemente
estúpido como la necesidad de relajarse, de desconectar por un momento para ver
las cosas con perspectiva… esto va destinado sobre todo a quienes sigan mi blog
por las entradas relacionadas con el mercado… ¡aunque sinceramente todavía no
hay nada que merezca realmente la pena!
Esta mañana me he levantado, como siempre, he echado un
vistazo a los valores que tengo bien conocidos y… ¡vaya! Peugeot (en el mercado
francés) que subió más de un 10% el viernes (10% en intradía es una barbaridad
para empresas grandes) resulta que abre el lunes ¡y vuelve a subir un 8%! Todo esto
en apenas media hora. Bueno, pues en este escenario ideal de bonanza, me las he
arreglado para hacer una inversión perdedora, he comprado caro y he tenido que
vender barato…
Me he reclinado hacia atrás en la silla con el ceño
fruncido, y he seguido a lo mío… hasta que he visto lo que me parecía otra
buena oportunidad en otro valor claramente alcista… para volver a hacer una
mala inversión y volver a perder… curiosamente, en cuanto los valores tocaban
mis stops, se disparaban de nuevo hacia arriba…
Entonces, me disponía a comprar de nuevo cuando he pensado “Mario,
ya van 2 malas, y como esta te salga mal también vas a estar de un humor de
perros, ¿porqué no te separas un poco de la pantalla del ordenador y te aclaras
las ideas?”. Total, que dicho y hecho, he cerrado la pantalla del portátil,
esto a las 09:45 de la mañana, me he tumbado en el sofá, y me he echado una
partida a la PlayStation que me ha sabido
a gloria. Después me he metido entre pecho y espalda un buen desayuno, y
mientras escribo estas líneas estoy tirándoles la pelota a mis perros.
¿Qué os quiero decir con esto? Lo que muchos ya sabréis,
pero que en momentos de estrés ignoramos, o decidimos olvidar. Por ideal que
sea el escenario, por buenas que aparezcan las oportunidades, a veces,
sencillamente no estás del todo a tope, no estás acertado, es lo que se dice un
“mal día”. En vez de entrar en una espiral de mal humor y cabreos, creo que hay
que saber respirar, relajarse, y separarse un rato… ¡o un día! De la pantalla
del ordenador. El mercado va a seguir ahí donde lo dejamos cuando volvamos, y
las oportunidades siempre vuelven para quien sabe esperar.
Asique lectores míos, voy a seguir jugando con mis perros, almejar
me doy una vuelta en bici (que los polvorones, turrones y roscón de reyes han
hecho estragos en mi figura…) y más tarde, a la apertura de la bolsa americana,
echaré un vistazo a ver qué tal “va la cosa”, porque desde luego ¡¡hoy no es mi
día en la bolsa!!
¡Nos leemos!
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