lunes, 7 de enero de 2013

La importancia de relajarse y desconectar



Voy a escribir una entrada sobre algo tan aparentemente estúpido como la necesidad de relajarse, de desconectar por un momento para ver las cosas con perspectiva… esto va destinado sobre todo a quienes sigan mi blog por las entradas relacionadas con el mercado… ¡aunque sinceramente todavía no hay nada que merezca realmente la pena!

Esta mañana me he levantado, como siempre, he echado un vistazo a los valores que tengo bien conocidos y… ¡vaya! Peugeot (en el mercado francés) que subió más de un 10% el viernes (10% en intradía es una barbaridad para empresas grandes) resulta que abre el lunes ¡y vuelve a subir un 8%! Todo esto en apenas media hora. Bueno, pues en este escenario ideal de bonanza, me las he arreglado para hacer una inversión perdedora, he comprado caro y he tenido que vender barato…

Me he reclinado hacia atrás en la silla con el ceño fruncido, y he seguido a lo mío… hasta que he visto lo que me parecía otra buena oportunidad en otro valor claramente alcista… para volver a hacer una mala inversión y volver a perder… curiosamente, en cuanto los valores tocaban mis stops, se disparaban de nuevo hacia arriba…

Entonces, me disponía a comprar de nuevo cuando he pensado “Mario, ya van 2 malas, y como esta te salga mal también vas a estar de un humor de perros, ¿porqué no te separas un poco de la pantalla del ordenador y te aclaras las ideas?”. Total, que dicho y hecho, he cerrado la pantalla del portátil, esto a las 09:45 de la mañana, me he tumbado en el sofá, y me he echado una partida  a la PlayStation que me ha sabido a gloria. Después me he metido entre pecho y espalda un buen desayuno, y mientras escribo estas líneas estoy tirándoles la pelota a mis perros.

¿Qué os quiero decir con esto? Lo que muchos ya sabréis, pero que en momentos de estrés ignoramos, o decidimos olvidar. Por ideal que sea el escenario, por buenas que aparezcan las oportunidades, a veces, sencillamente no estás del todo a tope, no estás acertado, es lo que se dice un “mal día”. En vez de entrar en una espiral de mal humor y cabreos, creo que hay que saber respirar, relajarse, y separarse un rato… ¡o un día! De la pantalla del ordenador. El mercado va a seguir ahí donde lo dejamos cuando volvamos, y las oportunidades siempre vuelven para quien sabe esperar.

Asique lectores míos, voy a seguir jugando con mis perros, almejar me doy una vuelta en bici (que los polvorones, turrones y roscón de reyes han hecho estragos en mi figura…) y más tarde, a la apertura de la bolsa americana, echaré un vistazo a ver qué tal “va la cosa”, porque desde luego ¡¡hoy no es mi día en la bolsa!!



¡Nos leemos!

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