Bien, he decidido escribir esto, principalmente para que
aquellos que decidáis seguir mi blog podáis entenderme un poco mejor, no es ni
mucho menos una exposición sobre medicina ni sobre su importancia ni… blaaa bla bla.
Mi intención es que me
conozcáis un poquito más, y podáis decir con tranquilidad “oh, vaya, que interesante, seguiré a este tipo”
o bien “menudo fantoche, no pierdo un
segundo más en este blog”, sois totalmente libres.
Mi pasión por la medicina no tiene una génesis espontánea,
creo que es algo que se fue forjando poco a poco, desde la serie “Erase una vez
el cuerpo humano” hasta la prohibición que se me impuso en su momento por no
alcanzar la nota requerida, pero, de entre todo, mi madre ha sido el factor más
determinante.
Una ama de casa “por vocación”, que dejó su trabajo cuando nació
mi hermano (mayor), y no reanudó por nacer yo y dedicarse en cuerpo y alma a
cuidar de su madre, mi abuela, que ya por entonces era viuda.
En pocas palabras, mi madre es una santa, y una persona
tremendísimamente inteligente, que devoraba libros desde su más tierna
infancia, en especial literatura médica, y por ello hablaba apasionadamente
sobre enfermedades, dolencias, y tratamientos, sin duda eso hizo mella en mi,
que con solo 6 años ya sabía que era una vacuna, un antibiótico, cuando tomar
paracetamol o un mucolítico.
Yo ya con 14 años decía que quería ser “biólogo o algo de
eso”, es decir, iba encaminado a las profesiones sanitarias, pero no tenía muy
claro que hacía un médico, estaba en clara desventaja con mis compañeros con
padres médicos, que se podría decir que lo tienen todo “muy trillado” en cuanto
a la planificación de su futuro. Y fue entonces cuando descubrí la serie “House”,
a mis 17 años, en pleno 2º de Bachillerato.
Entonces dije “esto sí es lo que yo
quiero hacer, esto sí que me apasiona”… pero era demasiado tarde, yo, que con
una media de 7 mas o menos, me daba igual que hacer con mi vida, no había
tenido en cuenta que medicina era una carrera que en ese momento situaba su
media nacional en el 8,15.
Y me quedé fuera.
Ese fue el momento decisivo de mi vida, el momento en el que
decidí no ir a la universidad como todos mis compañeros, y opté por hacer un
ciclo formativo de grado superior… mis profesores y compañeros se echaban las
manos a la cabeza jajaja, nunca he sido buen estudiante, pero siempre he tenido
una facilidad tremenda, de manera que con poco esfuerzo siempre sacaba el
trabajo, con lo cual a nadie le pareció adecuado que acabara siendo “carne de
módulo” como ellos decían.
Pero yo pensaba más lejos, para mí el ciclo no era otra cosa
que un puente, un medio para mi fin único e ineludible, la Medicina. Esos dos
años de ciclo me hicieron amar aún con más ardor la profesión médica, y sobre
todo aprender a estudiar (quien crea que un ciclo de grado superior es fácil…
que se desengañe, ahí no regalan nada).
Y lo conseguí, tras 2 años de ciclo, con 20 recién cumplidos,
me planté orgulloso, victorioso y exultante en la universidad, con un título de
grado superior bajo el brazo, y unas ganas tremendas de comerme el mundo… y 4
años después aquí estoy, en 4º de medicina, a puntito de acabar la formación
teórica y con las mismas ganas (o más) que el primer día.
Cada cosa que aprendo me fascina, y ya he trabado buenas
amistades con algunos médicos, que me han calificado como no lo habían hecho
nunca en la vida “trabajador y entusiasta”, frente a la tónica general del
instituto, que era “vago, brillante, pero tremendamente vago y conformista”, lo
que cambian las cosas…
Asique esa es mi pequeña historia de lucha hacia la
medicina, elegí no conformarme con lo que me daban y luchar por lo que quería, “gastar”
2 años de mi vida por acabar haciendo lo que yo quería… y es por eso mismo que
me “revienta” oír a algunos de mis
compañeros que están ahí porque sus padres (normalmente médicos) así lo han
querido, que la carrera ni les va ni les viene, que no se sienten motivados…
estos demuestra que las cosas no están nunca repartidas como debieran… pero
seguro que eso no os parece nada nuevo ¿verdad?
¡Nos leemos!
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